La Comuna 13 de Medellín, Colombia, creció como tantos barrios populares de Latinoamérica, avanzando con construcciones precarias sobre las tierras de la sierra. Fue una zona históricamente marginada por la pobreza, la presencia de la guerrilla y el narcotráfico.
Tras el devastador operativo militar conocido como Operación Orión en 2002, grupos paramilitares dominaron la zona y el crimen continuó, dejando en el camino terror y víctimas.
Con posterioridad a estos terribles sucesos, iniciativas de jóvenes del barrio, como el centro cultural Casa Kolacho, basados en ideas de paz, identidad cultural y memoria, lograron impulsar transformaciones de fondo a través de la cultura hip hop en sus diferentes manifestaciones como DJ, graffiti, música y break dance.
Luego se sumó la acción estatal, con el objetivo de convertir al barrio en un lugar de interés para el turismo social, sumando infraestructura (la más difundida, el proyecto de escaleras mecánicas, conocidas como las únicas del mundo instaladas en un barrio marginal), logística y difusión.
Al día de hoy el lugar se ha transformado profundamente: galerías de arte al aire libre, colorido, graffitis, marcas, música, cafés y turistas conviven (¿conviven?) con los vecinos del barrio. Pero aún así sobreviven realidades complejas, muchas producto de esta misma transformación, que afecta la vida normal de los pobladores, y los problemas sociales están lejos de haber sido superados.